¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquel que está abatido!
¡Aquel que está perdido, que combata!
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Esto que les contaré, sucedió a horas de que nuestro amado Club cumpliera 106 años de vida.
El Pirata en cuestión,-del que no revelaré nombre ni más datos porque su humildad no lo permite-, siente a Belgrano con todo su corazón y con su pasión vuelca en obras esa necesidad que tenemos todos de hacerle saber cuanto amamos al ser querido.
El lugar elegido fue un pasaje de la Docta, un paredón de un terreno baldío, parecido a ese donde Arturo Orgaz de pibe soñó junto a otros muchachos con fundar el Club Atlético Belgrano.
El paredón estaba sucio, plagado de grafittis ya ilegibles y haciendo las veces de baño para algunos transeuntes.
Como en otras oportunidades, buscó la complicidad de otros Piratas, que dejando de lado el descanso después de la jornada diaria de trabajo, siempre se suman para dar vida Celeste a algún lugar.
Los elementos para la obra estaban reunidos. Uds. saben que cuando se hacen cosas a pulmón, cada moneda para comprar los materiales es bien preciada. Entonces, comenzaron con la primera mano de pintura Celeste, y seca esta se disponían a plasmar aquellas letras y aquellos dibujos que reflejarían el regalo para este nuevo aniversario, un regalo para los vecinos del pasaje y uno más grande para nosotros que orgullosos una vez terminados, tendríamos un motivo más para sentir el orgullo de ser de Belgrano.
Estaba ya al caer la tarde del viernes, esa hora en que los laburantes, con sus cuerpos cansados de la explotación del patrón y sus almas buscando un rato de libertad, apagan desdichas y alientan alegrías con un trago.
Fue entonces cuando que aparecieron los perros del poder en su patrulla, carroña desclasada que apunta a disciplinar al pobre, al joven, al trabajador como ÚNICO objetivo. Se bajaron y frente a intento de explicación que jamás podría ser escuchado y mucho menos comprendido, se llevaron a los dos Piratas con sus ropas salpicadas de esa hermosa pintura Celeste.
Directo al patio de Encausados, aquel que fuera campo de concentración, centro de tortura y muerte antes del 83 y luego hasta hoy, lo mismo sin la clandestinidad de aquellos años.
Depósito de pobres: pensó, sintió y comprobó el Pirata. En una esquina de ese sucio y sangriento lugar, esperaban por su libertad pibes con portación de cara, entrenados en esto de las detenciones por el solo hecho de vivir en una villa. En otra esquina cuatro albañiles quizás, de la comunidad boliviana, esa que puebla nuestro querido Alberdi. Más allá, unos pibes cuyas mochilas mostraban que habían sido levantados al volver de la facultad.
La angustia que sintió en aquellas largas e interminables horas, fue pensando en su madre, que no se enterara y los que quedamos del lado de afuera de aquel depósito de pobres, unos más cerca que otros, acompañando, haciendo el aguante para apurar la salida.
Los perros los llamaron, para seguir con el disciplinamiento, los fotografiaron y les hicieron las preguntas que sin sentido colman planillas de detenciones ilegales. Salieron casi a la media noche para la alegría de amigos y compañeros.
El Pirata, con su pasión intacta y sin que la represión orade su alma, me contó al día siguiente, 19 de marzo de 2011: “Contando camisetas en Encausados: Belgrano manda. Siete contra una de las gallinas”. Y contesté que no me extrañaba, porque Belgrano sigue naciendo en Alberdi, en el corazón de un pueblo que cada día tiene entre sus padeceres la violencia de la fuerza que intenta eliminar las ansias de luchar por su libertad pero también tiene la alegría de ser pueblo.
Nuestras derrotas lo único que demuestran
es que somos pocos los que luchamos contra la infamia.
Y de los espectadores, esperamos
que, al menos, se sientan avergonzados
¡Felices 106 Años Belgrano. Felicidades a los Piratas de Corazón Sin Igual como vos!