por MAMELLI » Lun Abr 26, 2010 9:08 am
Cuando han pasado mas de 40 años desde que mi viejo me llevó a ver a Belgrano por primera vez, vienen a mi memoria situaciones que se reiteran, desde la cancha hacia la tribuna y viceversa.-
He tenido la oportunidad de ver a muchísimos jugadores que pasaron inadvertidos en el sentimiento de la gente. También tuve la suerte de ver a los elegidos.
Se que no estamos viviendo bajo las mismas condiciones que en aquella época en la que los jugadores de Belgrano permanecían en el equipo durante varias temporadas y uno identificaba el espíritu de sus jugadores con el del equipo mismo. Gastón Turús, es el mejor ejemplo. Para un jugador de su inteligencia, varios años en el club lo han transformado en el mejor interprete de lo que siempre quiso la tribuna pirata de sus jugadores. Trataré de ser mas claro.
A un jugador de Belgrano podrá faltarle ductilidad en el manejo de la pelota, podrá no tener el panorama que requiere la lectura actualizada del juego, podrán faltarle muchas cualidades, pero nunca se le perdonará que no tenga sacrificio. No tengo que irme muy lejos con la memoria para rescatar a jugadores que se hicieron IDOLOS (con todas las letras) por reflejar en la cancha, eso que siempre exigió la tribuna celeste.-
Pero también tuve la chance de ver a varios jugadores que despertaban ciertas sensaciones a la tribuna, que automáticamente los llevaban a la crítica constante a pesar de reconocerles muchas dotes futbolísticas.-
Creo que la mayoría de los que escribe no lo vieron, por eso los distraigo un segundo y les cuento sobre un jugador de apellido Monserrat (que no era el Diablo) que venía precedido de los mejores antecedentes futbolísticos desde Lavalle (todavía no era Unión San Vicente). Si dudas, un jugador distinto. Uno de esos que veías que estaban destinados a ingresar en el terreno reservado solo para los elegidos. Pero ese jugador, que admiré y como verán aún recuerdo, tenía algo que hoy le encuentro a Franco Vazquez. Insisto, no es la misma situación, por ende, no es la misma lectura de la época. Hoy las urgencias del fútbol, nos han colocado en una situación de intolerancia que nos priva de ser mas objetivo en el análisis.
Aquel gran jugador de apellido Monserrat, despertaba en la tribuna lo mismo que he notado, despierta hoy Franco Vazquez.
Agarraba la pelota y esperabas ver una jugada distinta, una habilitación exacta, un tiro desde lejos bien colocado no al medio del arco, una impronta diferente. Es decir, la primer reacción era esa. La segunda era la decepción. Aquel, si no tenía espacio era elegante, salía con una prestancia increible. Si no le daban espacio, era un intranscendente. El murmullo de desaprobación dolía.-
Sé que que todas las comparaciones son odiosas, veo a favor de Franco Vazquez que ahora el juego es completamente diferente.
Antes el que usaba la 10 de Belgrano era el conductor. Era el que tenía la obligación de darle claridad al empuje general, El que generaba un aire fresco en la tribuna. El que disfrutamos que cuando recibía, solo levantaba la cabeza y asistía al compañero mejor ubicado.-
Hoy, cuando perder un partido es la muerte, jugadores de la calidad de Franco Vazquez pueden correr el riesgo de perderse en la intrascendencia, porque sencillamente no es el jugador que Belgrano necesita para ese puesto, pues es evidente que no siente la marca, no siente correr innecesariamente por un carril tratando de cubrir espacios. Franco Vazquez está para otra cosa y ya lo ha demostrado.-
Lamento que las urgencias producidas por la necesidad de hacer en medio campeonato lo que no hicimos en el resto, que las lesiones de compañeros le obliguen tener que interpretar un papel que no siente y que puede llevar a todo su potencial futbolístico a que solo sea un buen recuerdo como aquel otro Monserrat.-
"Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio". Onetti